
Las cubiertas de retención de calor están hechas de espuma. Para su uso en una piscina, suelen tener un grosor de 5 mm.
Por lo general, se colocan en piscinas cubiertas donde su capacidad de retención de calor es importante, pero también porque son mejores para reducir la condensación y el consumo de productos químicos. Sus propiedades adicionales de retención de calor las hacen las más rentables.